Cómo reconocer el Greenwashing - 1° Parte

Escrito por Anibal Steinmetz, Ingeniero en Medio Ambiente, socio de la Asociación de Consumidores Sustentables (AdC Circular) y creador de Compra Sustentable.

 

Hoy en día se pueden ver varios productos que dicen ser “sustentables”, “ecológicos”, “reciclables”, “biodegradables”, entre muchas otras afirmaciones ambientales. ¿Cómo sabemos si es correcto lo que se dice? ¿Es posible que algunas empresas exageren la “sustentabilidad” de sus productos o sean poco claras a la hora de informar? 

¡Claro que es posible y pasa con frecuencia! Algunas marcas incurren en errores publicitarios y de etiquetado que los hacen parecer más sustentables. La verdad es que muchos productos y marcas no son tan “verdes” como se pintan. 

Existen marcas que tienen compromiso real con la sustentabilidad y se esfuerzan día a día por ofrecer productos más sustentables, sin embargo, eso no quita que no puedan cometer errores. Por otro lado, hay marcas que suelen hacer lo mínimo para mostrarse más sustentables y pueden llegar a confundir al consumidor o hacer afirmaciones exageradas.

Cuando una marca hace una afirmación de sustentabilidad que pueda engañar o inducir a la confusión en las personas, se le llama greenwashing o lavado de imagen verde. Hay diferentes tipos de greenwashing y con diferentes niveles de gravedad: pueden ser desde errores por ignorancia o torpeza hasta delitos gravísimos con penas de cárcel y multas gigantescas.  

Las marcas podrían llegar a hacer esto con o sin intención. Algunas veces las marcas no saben cómo informar correctamente y por un tema de marketing y querer llamar la intención, caen en el greenwashing en sus afirmaciones. Es parte de la solución que nosotros, ciudadanos, asociaciones de consumidores, organismos públicos y ONG presionemos a las marcas para que sean más claras y transparentes.   

Todas las afirmaciones hay que evaluarlas en su justa medida. Si una marca hace una afirmación de greenwashing, no significa necesariamente que debas eliminarla de tus compras por el resto de tu vida. En mi opinión, tenemos que ser cuidadosos, pero abiertos al cambio positivo que puedan hacer las marcas.

Podemos hablar de tres clasificaciones de greenwashing fáciles de recordar: afirmación confusa, afirmación exagerada y afirmación falsa. 

Afirmación Confusa 

La afirmación confusa es cuendo se utilizan conceptos ambiguos o poco claros y no se acompaña de información adicional para que el consumidor pueda entender el alcance de dicha afirmación. También cuando la marca no señala pruebas o documentación de respaldo. Tipos comunes de afirmaciones confusas:

A) Términos ambiguos como sustentable, verde, ecológico, bio, ecoproducto, amigable con el medio ambiente: Estos conceptos son complejos y consideran múltiples características ambientales de un producto (e incluso sociales). No existe una definición clara y acordada a nivel nacional o internacional sobre estos términos. Tampoco existe una certificación que establezca que un producto sea “sustentable” o “amigable con el medio ambiente”, por ende, no se recomienda que una marca utilice estos términos por la ambigüedad o interpretación que cada persona pueda tener. 

Ejemplo: 100% Tomate de fuente sustentable. En esta afirmación “100% tomates de fuentes sustentables”, no se indica en el envase a qué se refiere con “fuentes sustentables”. Se revisó la página web de la marca para Chile y no se indica mayor información para el consumidor. ¿A qué se refiere con fuentes sustentables? Esta una afirmación ambigua de greenwashing.

B) Afirmaciones sin respaldo: Cuando se declaran características de un producto es muy importante que la marca comparta documentación (estudios, análisis, certificaciones, o pruebas de laboratorio) sea en su página web u otro medio, de manera que permita respaldar o asegurar la veracidad de su producto. En muchos casos, las empresas no lo hacen, sembrando una cortina de dudas en el consumidor. Este tipo de afirmaciones son confusas porque no hay manera eficiente para el consumidor de corroborar lo que están diciendo.  

Ejemplo: Biodegradable. Cuando se habla de biodegradabilidad lo que importa es cuánto tiempo se demora en biodegradarse bajo ciertas condiciones. Para esto, se utilizan pruebas de laboratorio basadas en normas internacionales que acreditan la biodegradabilidad dentro un tiempo razonable y en ciertas condiciones (ej. la norma OECD 301B para productos de limpieza). Cuando una marca afirma que su producto es “biodegradable” sin mencionar bajo cuál estándar o norma fue validada, estamos frente a una afirmación confusa.

Este es un shampoo cuyo envase dice “Biodegradable”, sin embargo, no se indica ninguna información adicional en su envase o en su página web (revisión julio 2019). ¿Biodegradable bajo que norma? Sin mayor información es una afirmación sin respaldo y por lo tanto, confusa.

 

C) Cifras sin respaldo: Las cifras o porcentajes usados para expresar una mejora ambiental deben ser manejados de forma responsable y lo más transparentemente posible. Esto, porque la manipulación de los datos para beneficio propio es más sencillo de lo que se cree.

Ejemplo: 70% menos de plástico. La imagen corresponde a un detergente con envase doypack (plástico N°7). En este producto, se mencionan tres afirmaciones sobre el envase: “70% menos de plástico”, “70% menos de emisiones por transporte y logística” y “86% menos de basura sólida en casa”. 

Se revisó todo el envase y la página web de la marca y no hay mayor información. ¿Con qué tipo de envase se está comparando el “envase amigable”? ¿Se está comparando con un envase de plástico rígido o flexible? ¿Se está comparando con un envase anterior de la propia marca o con envases de otras marcas competidoras? ¿Dónde está la información de respaldo? Esto es una afirmación confusa.

  

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Continúa....

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