Los paradigmas de la industria textil han evolucionado en beneficio del impacto climático y medio ambiental que la moda ha dejado en evidencia, y por ello se ha requerido considerar como aspecto fundamental la elaboración de las prendas.
En ese sentido materiales como el algodón tradicional, uno de los cultivos más contaminantes del mundo, se encuentra hoy en tela de juicio dada su contribución del 16% de todos los insecticidas usados a nivel mundial y un 6% de todos los pesticidas, siendo incluso cuestionado y relacionado con las causas del cáncer.
El año 2006 se introduce la certificación del algodón orgánico global (GOTS en ingles) que empieza a ocuparse de esta problemática y a garantizar que los textiles tengan una validación internacional que aseguren una procedencia sustentable y de este modo, comienza a formalizarse y estandarizarse el cultivo del algodón orgánico, irrumpiendo gracias a ello con fuerza como una eficiente solución, ya que tiene la característica especial de ser cultivado en una tierra libre de fertilizantes químicos, pesticidas, herbicidas y defoliantes, con supervisión y respaldo global, permitiendo así que su uso sea apetecido tanto por el por el slow fashion como por su uso a nivel sanitario, ya que sus beneficios van más allá de la moda, y se relacionan de forma directa con el bienestar global al mejorar las condiciones de vida de cada persona involucrada en el proceso, reduciendo el impacto ambiental y favoreciendo comercio justo, ya que no se usa ningún tipo de maquinaria para ser cosechado, da trabajo a miembros de la comunidad y además garantiza la calidad y pureza del producto.
Tras dos años de investigación en chile, el año 2011, se lanza al mercado textiles con fibra de cobre, al haber detectado que este material tan arraigado a nuestro país posee poderosas propiedades como antifúngico y anti bactericida. Desde entonces, hemos visto como las prendas de vestir con dicho material han proliferado, en búsqueda de dar bienestar a pieles constantemente agredidas por los agentes contaminantes externos. La polución y los alérgenos, hoy en día, se sabe causan problemas en la población femenina e impactan su salud en diferentes ámbitos, por tanto la combinación de algodón orgánico con la tecnología de los filamentos de cobre se transforman en aliados de este nuevo mundo que vivimos.
En esta línea, nuestros amigas de OMIKO, desarrollan una prenda única y sustentable que ayudara a solucionar un problema que afecta a gran parte de las mujeres del mundo. Y para eso combinan algodón 100% orgánico hipoalergénico, con certificación GOTS, junto con micro filamentos de cobre en la zona intima, cuyo resultado es una prenda muy cómoda y perfecta para el manejo preventivo de infecciones y alergias vaginales.
Te invitamos a conocer y probar sus productos, haciéndote una invitación al auto cuidado femenino, reflejando sobre todo el amor y protección que le debemos dar a nuestro cuerpo y nuestra piel.
