¿Te imaginas cosechando agua en el desierto? ¡Parece imposible! Pero es exactamente lo que hace la Fundación Un Alto en el Desierto, organización sin fines de lucro que desde hace 20 años trabaja arduamente para mitigar el avance de la desertificación en la región de Coquimbo.
Natalia Rebolledo, directora ejecutiva de la fundación desde 2013, nos explicó a qué se refieren con la cosecha de agua, y cómo logran captar ¡nada menos que 600.000 litros de agua al año!
¿Cuándo y por qué se creó la fundación?
Todo comenzó con una promesa. El año 2005, un grupo de personas pertenecientes a la comunidad de Peña Blanca, comuna de Ovalle, se encontraban realizando una visita al Cerro Grande-Naranjillo y espontáneamente quisieron comprometerse a protegerlo, preservarlo y regenerarlo. ¿Por qué? Porque este lugar era una de las pocas áreas verdes con vegetación nativa y endémica de la zona.
Entre los presentes estaban Daniel Rojas y Nicolás Schneider, quienes luego crearon la fundación. Ese cerro hoy es la Reserva Ecológica Cerro Grande, y el parque de atrapanieblas más visitado de Chile.
¿Cuáles son sus objetivos y cómo trabajan para lograrlos?
Nuestro sueño es convertirnos en una barrera verde, que permita detener el avance del desierto. Queremos que reciclar y reutilizar el agua sea un hábito tan común como abrir la llave del lavamanos.
Tenemos dos líneas de trabajo: la cosecha de agua de niebla de la costa a través de los “atrapanieblas”, y el reciclaje o reutilización de aguas grises en escuelas y hogares de la comunidad.
También hacemos estudios de niebla para determinar si hay potencial hídrico de niebla en otras localidades a petición de comunidades de agricultores, municipios, empresas, etc.
¿Qué es un atrapanieblas? ¿Cómo es eso de cosechar agua?
Los atrapanieblas son un invento chileno del profesor Carlos Espinosa, de la Universidad de Antofagasta, quien creó el primer prototipo y donó la patente a la UNESCO para que cualquier persona del mundo lo pueda usar.
El atrapaniebla que nosotros usamos es un panel vertical de 3x3 metros, cubierto con malla rachel de 35% de sombra. Cuando la niebla atraviesa el panel, el agua queda “atrapada” en los agujeros, y cae a una canaleta conectada a un estanque. Tenemos 40 atrapanieblas y cada uno capta un promedio anual de 54 litros por día.
El agua cosechada es re-invertida en el ecosistema, para la reforestación y el riesgo de mil hectáreas protegidas, los animales y las especies nativas del lugar, e incluso para consumo humano en épocas de extrema sequía.
¿Y reciclaje de aguas grises?
Hemos instalado sistemas de reutilización de aguas grises en más de 30 escuelas en las regiones de Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso y en la Región Metropolitana: desviamos las aguas grises a un sistema de biofiltración, tras lo cual queda apta para riego.
El reciclaje de agua en las escuelas es fundamental, no sólo por el ahorro del agua, sino porque además estamos dando un ejemplo concreto a los niños sobre sólo las personas organizadas podemos generar acciones hoy mismo para enfrentar la crisis hídrica: sólo reciclando el agua del lavamanos, una escuela puede reutilizar hasta 30% de su consumo total. Toda esa agua se aprovecha en la recuperación de los espacios verdes de la misma comunidad, los niños ven los resultados en su vida cotidiana.
Desde la pandemia, también incluimos a las familias de los estudiantes para que reciclaran el agua en casa, en donde el porcentaje de reutilización de agua es mucho mayor (ya que también se consideran las duchas y la lavadora), y puede llegar el 70% del consumo familiar.
¿Cuáles son sus logros más significativos?
La continuidad del proyecto, que nos hayamos mantenido en el tiempo, convirtiéndonos en un referente a nivel país en temas de niebla. El año 2020 nos otorgaron el Premio Nacional del Medio Ambiente por nuestro provecto de reutilización de agua en colegios.
También, el haber sido parte de la creación de la ley de aguas grises en Chile, que salió el 2018. Participamos tanto en la discusión de la ley en el senado y en la cámara de diputados, como en la consulta pública acerca del reglamento para su aplicación.
¿Cuáles son sus mayores desafíos?
Lograr que la reutilización del agua sea sencilla y accesible para la ciudadanía, y que exista financiamiento para que todos puedan tener la posibilidad de instalar un sistema en casa. Que se vuelva un hábito real, algo tan fácil y obvio como abrir la llave.
¿Cómo podemos apoyar las labores de la fundación?
Directamente a través de donaciones, ya sea desde FreeMet o directo a través de nuestra web, o bien contratando nuestros servicios técnicos o educacionales.
Si pudieras recomendar una sola acción que podamos hacer hoy mismo para contribuir a la protección de los océanos, ¿cuál sería tu consejo?
Antes que todo, e incluso antes de reutilizar el agua, es revisar las fugas, que no goteen las llaves. De acuerdo a un estudio de la ONU, Santiago tiene un 30% de pérdida de agua potable por estructura deficiente, por lo que revisar las llaves y cañerías es fundamental.
Y luego reutilizar las aguas grises en casa, ¡cada gota cuenta!
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Todas las fotografías presentadas en esta entrevista son cortesía de la Fundación Un Alto en el Desierto. Te invitamos seguir explorando la labor de la ONG a través de su sitio web.
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