¿Has visto cómo en teteras, hervidores, lavaplatos o en el cabezal de tu ducha se va formando una costra de color blanco o amarillento? Si en casa estás constantemente tratando de eliminarla, y aun cuando lo logras, siempre vuelve a aparecer, no te preocupes, ¡no es tu culpa! Acá te explicamos por qué:
¿Qué es el sarro?
El sarro es la acumulación de sedimentos minerales, como carbonato de calcio y magnesio, que se encuentran naturalmente en el agua. Con el pasar del tiempo estos minerales se van incrustando en las superficies que están en constante contacto con el agua, y poco a poco se va generando una capa muy dura ¡como una roca! Si has tenido este problema en casa, sabrás entonces que es muy difícil de remover frotando con una esponja o incluso con virutilla.
¡Pero en mi baño/cocina aparece demasiado rápido!
Efectivamente, hay lugares de la casa donde la acumulación de sarro es mucho más evidente y persistente: teteras, hervidores, grifería, cafeteras, lavavajillas, planchas a vapor, calefonts, etc. Estos son lugares por donde no sólo corre agua, sino que corre agua caliente. Resulta que el calor acelera la sedimentación de las sales de calcio y magnesio, y si además vivimos en una zona de agua “dura”, entonces el sarro se formará incluso más rápido.
¿Agua dura?
Dependiendo de su origen y de los cursos naturales que recorrió antes de ser recolectada, el agua trae diferentes concentraciones minerales: si dicha concentración es baja, el agua se considerará “blanda”, y si es alta, entonces se considerará “dura”. En Chile, al tratarse de un país montañoso, las aguas tienen concentraciones minerales bastante elevadas, especialmente en la zonas norte y centro.
Entonces, ¿cómo lo eliminamos?
Antes que todo, te recomendamos eliminar el sarro de tu cocina y baño de forma periódica y cuando su formación es reciente, por ejemplo cada algunas semanas o una vez al mes: recuerda que mientras más tiempo pase, más gruesa será la capa de sarro acumulada.
Ahora bien, cualquiera que lo haya intentado, sabe que eliminar el sarro de forma mecánica no es nada fácil, pero ¡hay mejores alternativas! En vez de tratar de sacarlo literalmente a la fuerza, podemos simplemente… transformarlo. Nuestro mejor aliado para esto es el ácido cítrico.
El ácido cítrico es un compuesto natural que se encuentra en las cáscaras de frutas como la naranja, mandarina y limón; no es tóxico para los seres humanos, animales, crustáceos y peces, pero sí para bacterias causantes de malos olores, hongos y virus patógenos.
Cuando el ácido cítrico entra en contacto con el famoso sarro, reacciona con el carbonato de calcio y/o de magnesio, y se transforman en… ¡sal y agua! Esto se conoce como una reacción de neutralización. Si además aplicamos calor, la reacción se acelera, ya que a más temperatura, mayor es la velocidad de las partículas.
¡Y listo! Así es como podemos desprender el sarro de las superficies de manera fácil y segura, y sin morir en el intento 😉
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