Nuestra ropa nos acompaña cada día y es una proyección de quiénes somos: un reflejo de nuestra personalidad. Asimismo, podría decirse que tiene su propia personalidad: hay prendas que “aguantan” muchos usos y siguen impecables, otras que a la primera ya piden a gritos un lavado. Algunas se arrugan de tan sólo mirarlas, otras están siempre lisas como por arte de magia; algunas lo resisten todo, y otras se arruinaron y nunca supiste cómo, cuándo ni por qué.
Esto se debe a que la industria de la moda usa una amplísima gama de materiales textiles, de muy diverso origen, características y comportamiento. Conocer y entender las fibras que conforman tu clóset es una herramienta fundamental para poder entregarle el amor y cuidado que merece: aquí te dejamos una guía introductoria a las más comunes.
Algodón
Fibra vegetal obtenida de la planta con el mismo nombre. Es muy versátil y puede transformarse en prendas delicadas como ropa de bebé hasta prendas gruesas y resistentes como un par de jeans, y todo tipo de textiles para el hogar como manteles, sábanas, toallas y alfombras.
Suele resistir muy bien el lavado y el secado a máquina. Es propenso a arrugarse: sacar de inmediato de la lavadora, y sacudir bien antes de colgar, doblar y guardar. Si es de colores fuertes u oscuros, estos tienden a desvanecerse con el tiempo: no lavar ni secar a altas temperaturas y siempre colgar por el reverso, o mejor aún, a la sombra. Si es blanco, ¡mientras más sol mejor! El sol es un excelente blanqueador.
Lana
Fibra de origen animal, obtenida generalmente del pelaje de ovejas y alpacas. Según origen y tratamiento, puede ser muy fina y suave, o gruesa y rugosa. Es muy resistente y tiene características únicas que la diferencian de otras fibras: por ejemplo, mantiene sus propiedades aislantes incluso estando mojada. Se usa en ropa de invierno, equipo deportivo, vestimenta formal y de trabajo, entre muchos otros.
No retiene olores y es anti-microbiana, por lo que no necesita lavados frecuentes: a menudo basta con ventilarla. Lavar a mano o a máquina con agua fría en el ciclo delicado y en un bolsa protectora. Si usas secadora a altas temperaturas se encogerá: secar al aire libre, preferiblemente a todo sol. ¡Nunca colgar, sobre todo estando mojada! Es muy elástica, por lo que con el peso del agua (especialmente chalecos gruesos) se va a sobre extender y perderá su forma. Siempre secar en horizontal sobre el colgador.
Lino
Fibra vegetal obtenida del tallos de la planta del lino. Es dos a tres veces más fuerte y resistente que el algodón, pero con menos elasticidad. Es excelente para vestimenta de verano y ropa de cama, ya que es anti-microbiano, absorbe la humedad y es de secado rápido.
A diferencia de otros textiles que se desgastan con el tiempo, el lino va ganando suavidad y mejorando su apariencia con los años. Lavar a máquina con agua tibia o fría, y secar colgado al aire libre. ¡Es extremadamente propenso a las arrugas! Puedes plancharlo con altas temperaturas, pero con el uso volverá a arrugarse rápidamente.
Seda
Fibra de origen animal, obtenida del capullo de la mariposa de seda. Es suave, lustrosa y liviana, con muy buena absorción pero muy delicada, se engancha fácilmente en superficies rugosas. No retiene malos olores pero tiende a mancharse con aceites como sudor, cremas corporales o desodorantes.
En general no se recomienda lavar a máquina sino a mano (o en lavaseco). En lavadora, usa el ciclo delicado y una bolsa protectora. Lava en conjunto con otras telas suaves y delgadas, y no con ropa áspera ya que la fricción aumenta el desgaste de la prenda. A mano, usar agua fría, estrujar con cuidado y no enrollar ni retorcer. Planchar por el reverso con bajas temperaturas; a veces el vapor de la ducha puede ser suficiente para suavizar arrugas.
Fibras sintéticas
Hay dos grandes grupos: textiles elaborados a partir de combustibles fósiles como el poliéster, acrílico, nylon y elastano, y textiles elaborados a partir de celulosa, como la viscosa, rayón, bambú, y lyocell entre muchos otros.
El 63% de nuestra ropa está hecha de fibras sintéticas, ya que son versátiles, económicas, livianas y muy resistentes. A pesar de sus ventajas, es importante mencionar tienen un alto impacto ambiental: las fibras derivadas del petróleo no se biodegradan sino que se rompen en millones de partículas pequeñas (micro-plásticos) que se liberan a los ecosistemas; por otro lado, las fibras derivadas de la celulosa están vinculadas a la deforestación y uso de químicos dañinos para el medioambiente.
La variedad de telas y prendas que se puede hacer con fibras sintéticas es tremendamente amplia: todo desde lencería a equipo para deportes extremos, desde blusas y vestidos de verano a sweaters y ropa de invierno. Te recomendamos siempre revisar las etiquetas de cada prenda para ver los cuidados específicos. En términos muy generales, son transpirables y de secado rápido; tienden a retener malos olores por lo que necesitan lavados frecuentes. Suelen ser sensibles altas temperaturas, ya sea en el lavado, secado o planchado.
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